martes, 28 de febrero de 2012

12 VINOS x $20 (O MENOS)

Terminan las vacaciones para la inmensa mayoría de los cordobeses, dejando tras de sí billeteras golpeadas y flacas. Todavía hay gastos de las fiestas pasadas, el presupuesto de las vacaciones siempre se estira más de lo calculado, llegan los impuestos y las tarjetas para pagar, hay que empezar con las compras escolares…

El arranque del año suele ser duro durante los primeros meses, pero no por ello es necesario dejar de tomar una rica copa de vino con las comidas. Tenemos la suerte de vivir en un país de reconocida tradición vitivinícola, así que podemos encontrar vinos de buena calidad -muy “tomables” se diría- aún en los segmentos de precios más bajos.

Es imposible buscarle grandes atributos a estos vinos, pues en general son productos de perfil más bien simple, sin defectos, directos y frutales. Sin embargo, creo que ese es su mayor mérito, el “dar mucho pidiendo poco” (la famosa relación precio-calidad, de la que tanto se habla).

Luego de haber degustado más de cincuenta etiquetas en este segmento -y de haber recorrido las góndolas de los principales supermercados chequeando los precios-, aquí va una selección con una docena de vinos “que se la bancan” por menos de $20:

Termidor Torrontés S/A ($9,50): Gran clásico argentino. Un blanco económico, que bien frío y con un chorrito de soda “va como trompada”. Sabor neto a uvas frescas, ligero, algo dulzón y muy entrador. ¡Por $10 no se puede pedir más!

Santa Sylvia Torrontés-Viognier S/A ($12,50): Un vino sanjuanino “para tomar de a litros”. Un blanco liviano, escueto, frutado y fresco. ¿Qué más querés por esa plata?

Santa Florentina Pinot Gris 2011 ($15): Un exquisito vino blanco, de precio más que acomodado, elaborado en inmensos volúmenes por la Cooperativa La Riojana (una gran bodega, que hace productos muy competitivos en todas sus gamas de precios). La nariz de este vino exhala delicados aromas florales y frutales, que se acompañan con una boca ligera y refrescante. ¡Una ganga por $15!

Estancia Mendoza Chardonnay-Chenin 2011 ($15): Una línea de vinos mendocinos jóvenes, que es “campeona de la relación precio-calidad”. En este caso estamos en presencia de un blanco seco y ágil en boca (debido a su fresca acidez), de neto perfil frutado y considerable persistencia para su segmento. ¡Buen vino, pocos pesos. Genial!

Finca Natalina Blanco Dulce Natural Crispy S/A ($17): Un vino frizante proveniente de San Juan, que no tiene “nada que envidiarle” a las marcas más reconocidas -y que, además, cuesta varios pesos menos que aquellas-. Un blanco leve, frutado, ligeramente dulce y de gasificación suave. ¡Riquísimo!

Goyenechea Sauvignon Blanc 2011 ($20): Un notable producto de San Rafael. Un vino blanco de impecable factura para su módico precio. Posee delicados aromas herbáceos y frutados; con una boca de buen volumen, sabrosa y fresca. ¡Sin dudas, un vino que da más de lo que cuesta!

Vasco Viejo Tinto 2011 ($12): Otro clásico entre los tintos argentinos, elaborado por la tradicional bodega López. Un vino de precio casi imbatible. Un producto sumamente liviano, de color tenue, con sabores frutales y algo mustios (hongos, cuero, frutas secas). ¡El vino que tomaba tu viejo hace 40 años, que vos podés seguir disfrutando hoy!

Colón Bonarda 2011 ($14,50): La última novedad de la tradicional bodega sanjuanina Colon. Un vino tinto delgado y refrescante. De color es casi un “clarete” -como dirían los abuelos-; en la nariz es directo y frutal. La boca sigue en la misma línea, simple y fácil de tomar. ¡Este es el vino para acompañar una milanesa a la napolitana con fritas!

Michel Torino Cabernet Sauvignon 2011 ($18): Un potente vino salteño, con toda la enjundia de la variedad y de la región que le da origen. Es un tinto recio, de buena tipicidad varietal, muy destacado para su segmento de precios. En la nariz es frutado maduro, especiado y algo terroso. En boca tiene cuerpo medio, taninos firmes y mediana persistencia. ¡Una fija para los asados multitudinarios!

Tracia Malbec 2011 ($20): Un buen producto de una debutante bodega sanjuanina, que salió al mercado “con los tapones de punta”. Un vino tinto muy bien logrado para su rango de precios. Un malbec con una nítida nariz de frutas maduras y especias, sumado a una boca amable, apenas golosa y de cuerpo moderado. ¡Para descubrir!

Cavas de Caroya Pinot Noir-Merlot S/A ($20): Un tinto ligero de Colonia Caroya, de perfil joven y frutado. Está vinificado sólo con uvas de la región, así que representa muy bien a nuesta vitivinicultura mediterránea. Recomiendo beberlo ligeramente refrescado, para disfrutarlo mejor. ¡Con una picada de salame y quesos iría de maravillas!

Nanini Casa Histórica Lambrusco S/A ($20): Otro crédito cordobés (también de Caroya), bien livianito y entrador. No esperes gran complejidad, simplemente bebelo y “dejate hacer”. Acá tenes un programa para el domingo a la noche: relajarse, pedir una pizza de delivery, enfriar este vino un rato ¡Y a disfrutar con amigos!

¿Vieron que se podía disfrutar de buenos vinos sin desembolsar tanto dinero? ¿Se animan a recomendar aquí otros vinos de precio accesible? !Hasta la próxima copa!

**Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico**

lunes, 13 de febrero de 2012

SIETE BLANCOS DE LUJO

En un país como el nuestro, donde el consumo de vinos está dominado absolutamente por los caldos tintos, quiero proponerles en esta nota que “nademos en contracorriente” y disfrutemos así de los notables vinos blancos que se elaboran en Argentina.

Haciendo un poquito de historia, puedo decir que durante gran parte del siglo pasado los vinos blancos gozaron del favoritismo de los consumidores vernáculos; quienes los bebían en ingentes cantidades y además los consideraban productos “elegantes” (los tintos no se apreciaban mucho, se consideraban de “bajo nivel”, para los “chupandines” -según textuales palabras de algunos de mis familiares mayores-).

Sin embargo, por alguna razón -o razones- que aún estoy tratando de entender de manera cabal, entre las décadas del 80` y 90` esta preferencia cambió radicalmente, inclinando así la balanza definitivamente hacia los vinos rojos (tendencia que también se verificó a nivel mundial).

En la actualidad, la predilección de los argentinos por los vinos rojos es abrumadora, llegando casi al 78% del mercado. Esto hace que se modifique sensiblemente la famosa ley económica de “la oferta y la demanda” (los productos que menos se venden deben bajar su precio), permitiéndonos así disfrutar de excelentes vinos blancos, a precios sensiblemente inferiores a los que pagaríamos por un tinto de calidad equivalente.

Aprovechando esta coyuntura -y los cálidos días estivales que nos siguen acompañando- aquí les recomiendo siete increíbles blancos patrios:

Jean Rivier Tocai Reserva 2010 ($50): Un complejo y exquisito vino blanco de uvas tocai (friulano), fermentado y criado en barricas de roble; elaborado por manos suizas en San Rafael. En nariz sorprende por su complejidad, con trazos herbáceos y minerales (habituales en la región), notas a pan y levadura fresca; todo sabiamente enmarcado con suaves aportes de la madera (tostado, vainilla, lácteos). En boca es un vino de cuerpo medio, con una textura cremosa muy agradable y refrescante acidez. ¡Es un verdadero desconocido, que merece ser descubierto y disfrutado!

Graffigna Centenario Grecánico Dorato 2009 ($60): Rareza sanjuanina, proveniente de una parcela experimental de la bodega Graffigna. Un blanco elaborado con la escasa y casi ignota uva grecánico dorato (originaria de Grecia, muy difundida en la isla de Sicilia y pariente lejano del sauvignon blanc). Un vino que descoloca desde el color, un dorado muy intenso a pesar de su juventud (de allí proviene su nombre). En nariz tiene aromas herbáceos, combinados con notas melosas y de frutos secos. En boca tiene una entrada algo golosa, cuerpo medio y acidez adecuada. Este vino se elabora en pequeñas partidas, así que hay que buscarlo un poco.

Humberto Canale Old Vineyard Riesling 2011 ($70): Una novedad absoluta, que llegará en breve al mercado cordobés. Un blanco patagónico atractivo y diferente, elaborado con una uva de escasa difusión en nuestro país. Es un vino de nariz bastante austera, con sutiles notas herbáceas, florales y minerales. Es boca repite los aromas ya percibidos, sumados a una gran frescura natural (típica de las zonas frías), volumen medio y larga persistencia. Un gran vino para comer, por la sobriedad de su paso por boca. ¡Probarlo con una tabla de quesos suaves y leberwurst puede ser la gloria!

Dolium Petit Reserva Sauvignon Blanc 2009 ($100): Un delicado sauvignon blanc de estilo más bien europeo, que recuerda a los vinos de Sancerre (Loire). La nariz de este vino tiene notas vegetales y frutales muy suaves -nada del “estilo salvaje” al que quizás estamos acostumbrados-; sabiamente combinados con los tostados del paso por barricas, en un conjunto armónico y sumamente elegante. En boca tiene la acidez calibrada a la perfección, siendo agradable, sabroso y refrescante. No es un vino fácil de conseguir en el país -se exporta un gran porcentaje-, pero vale la pena el intento.

Rutini Gewürztraminer 2009 ($130): Un vino absolutamente diferente, elaborado con la uva alsaciana gewürztraminer (que en alemán significa “la uva especiada”). Este es un blanco único, que estalla en aromas florales y de frutas tropicales (lychis, papaya). En la boca tiene cuerpo medio, buen volumen, acertada acidez y larga persistencia. Una “perlita” enólogica de Bodegas La Rural. ¡Creo que este noble vino puede ser el perfecto maridaje para una bandeja de sushi & sashimi!

Luigi Bosca Gala 3 Blanco 2006 ($160): Seductora -y atípica- combinación de viognier, chardonnay y riesling; bien amalgamada con una breve crianza en barricas de roble. Es un vino de raza, con gran elegancia y marcada personalidad. Sus aromas se dirimen entre lo floral y lo especiado, con finas notas de vainilla aportadas por el roble. En boca es voluminoso pero no pesado, con buena acidez y un largísimo final. Es un enorme vino blanco, que pide comida a su lado para ser disfrutado en plenitud (se me ocurre que unos sorrentinos de salmón con una salsa de mariscos le irían de maravillas).

Trapiche Gran Medalla Chardonnay 2009 ($190): Un verdadero vino de lujo (y no sólo por el precio, que es bastante alto). Un varietal chardonnay de manual de enología, con todo lo que tiene que tener. Su nariz es extremadamente compleja, con frutas blancas de carozo, suaves notas mantecosas, tonos de vainilla y caramelo (del roble) y una puntita mineral que le suma complejidad. En boca es de gran volumen, armonioso y de medida acidez. Es un vino sumamente disfrutable, que no cansa para nada. Tiene una gran persistencia. Si bien está óptimo para tomarse ahora, creo que este vino podrá seguir ganando en botella por un par de años. Otro vino que necesita acompañarse con comida para realmente ser disfrutado (Un pescado blanco a la parrilla puede ser un gran compañero, para que el vino se luzca en plenitud).

Háganme caso, prueben cualquiera de estos vinos y seguro “darán en el blanco”. ¡Salud!

**Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico**


miércoles, 1 de febrero de 2012

COMPRAR VINOS

Tarea interesante que disfruta la mayoría de los enófilos, la compra inteligente de vinos es una actividad placentera y medianamente compleja, que requiere contar con un mínimo de información; sobre todo actualmente cuando la oferta vitivinícola nacional es tan amplia y variada. Argentina posee hoy 1250 bodegas registradas, con unas 5000 marcas comerciales de vino; así que la cosa no es tan simple como parece…

Para “echarles una mano” a los primerizos, aquí van tres consejos imprescindibles:

¿Donde comprar? Lo primero que debe considerarse es el lugar donde se adquirirán los productos. Para vinos simples y de precio bajo, es conveniente buscar un negocio en donde las botellas tengan alta rotación (por ejemplo un hipermercado), lo que asegura que han estado poco tiempo en la góndola y no han sufrido demasiados maltratos.

Para vinos de mayor precio, o para botellas de añadas viejas, conviene elegir una vinoteca especializada. Allí sus propietarios (casi siempre grandes amantes del vino) tratan a sus productos casi como si fueran niños; en estos lugares se puede comprar con total tranquilidad; sabiendo que las botellas han sido cuidadosamente manipuladas.

En ambos casos, hay que evitar siempre los vinos que han estado en exposición en una vidriera o estantería; pues es muy probable que la luz, el calor y los cambios de temperatura lo hayan arruinado (es relativamente fácil de darse cuenta de ello, pues la etiqueta de la botella suele estar deslucida o despegada). Si fuera posible, lo ideal sería comprar siempre una caja cerrada, para asegurarnos una mejor conservación del vino.

Yo en general prefiero comprar en vinotecas, por el trato personalizado, la conservación de los productos y la mayor variedad disponible. Además, en estos lugares, suelen hallarse “perlitas” -habitualmente seleccionadas y recomendadas por el dueño- que no encontraremos en las grandes superficies.

Una tercera opción, sumamente atractiva pero onerosa, es comprar directamente en la bodega. Esta compra se justifica para vinos de añadas históricas, productos exclusivos de alto precio o ediciones especiales (que habitualmente no están en el comercio). El comprar directamente a la empresa productora asegura una buena guarda de los vinos, pero el costo solamente se justifica para grandes vinos.

¿Qué comprar? El segundo punto a tener en cuenta es el tipo de vino que se quiere comprar. Si se conoce de vinos es un poco más fácil, pero para los que se inician en esta actividad puede ser sumamente difícil la elección.

Aproveche aquí los consejos de familiares y amigos; busque marcas o nombres de vinos o bodegas que le “suenen” familiares (que quizás haya probado con anterioridad en alguna reunión o comida). Esto es una buena guía, pues ya tendrá alguna referencia en cuanto a su gusto personal. Si por ejemplo le gustó un vino de uvas malbec que tomó en algún evento, busque otros vinos de la misma variedad. Si le sorprendió haber tomado un vino patagónico, revise las etiquetas hasta encontrar otros productos de la región…

Si no tiene idea, puede comenzar leyendo bien las etiquetas, pues allí encontrará mucha información que puede ayudarlo a decidir. Debe buscar el tipo de vino (la variedad), la zona de producción, el año de cosecha (si lo tuviese), el nombre del productor o de la bodega, y quizás alguna mención referida a las características organolépticas del producto. Sin embargo, no se deje “encandilar” por el diseño o color de las etiquetas, ni por las poéticas descripciones del vino que suelen figurar en la contra-etiqueta; ya que muchas veces son sólo un recurso de marketing que no guarda ninguna relación con la calidad del producto que encontramos dentro de la botella. Todos estos datos pueden ayudarlo un poco en la decisión de compra, simplemente siga su instinto…

En cualquier caso -sobre todo si no tiene mucha experiencia-, compre siempre el vino más joven posible (es decir, el que indique en la etiqueta un año de cosecha más cercano al actual), para asegurarse la frescura y mejor conservación del producto. Esta elección es vital en los vinos blancos y rosados, donde la juventud y vivacidad son atributos muy buscados (por ejemplo, en este momento ya hay que buscar en lo posible productos de la añada 2011). En los tintos el “margen de maniobras” para elegir suele ser algo mayor (dos o tres años, no más). Pero recuerde siempre que hay muchas más posibilidades de “clavarse” con un vino viejo que con uno más joven.

¿Cuánto pagar? Por último, el precio es la tercera variable a considerar. Nuestro país tiene -afortunadamente para nosotros- una enorme diversidad de vinos; esto le permite tener en cada segmento de precios decenas de vinos ricos y de notable calidad.

Históricamente, los supermercados suelen tener los mejores precios (por su gestión de volúmenes); aunque no siempre es así. Hoy los precios están bastante igualados en los diferentes puntos de venta (excepto en el caso de ofertas puntuales).

Incluso, muchas bodegas tienen como política comercial favorecer a los negocios especializados con descuentos y promociones (a cambio de una venta mucho más personalizada, que produce una fidelización más efectiva a las marca), por lo allí suelen encontrarse los valores más competitivos. Incluso hay muchos vinos -generalmente los conocidos como premium o de alta gama- que no se suelen vender en supermercados, por lo que la única opción es adquirirlos en una buena vinoteca.

Compre donde compre, el precio del vino que elija siempre estará relacionado con su poder adquisitivo, con la ocasión de consumo, con la elección como obsequio y/o con otra infinidad de factores que hace que este parámetro sea absolutamente subjetivo. Cada persona sabe muy bien cuanto puede gastar en una botella, así que no hay reglas en este sentido. Los mejores vinos no son los más caros -ni tampoco los más baratos-, sino aquellos que tienen buena RPC (relación precio-calidad, es decir que “dan más” que lo que se pagado por ellos).

Conclusión: Si no conoce mucho del tema vinos, déjese asesorar por un vendedor especializado; él seguramente satisfará su demanda, lo guiará y quizás hasta le ayude a iniciarse en este apasionante mundo... Además, y aunque sea conversando… ¡El mejor vino siempre es el que se ha compartido!

**Esta nota fue publicada originalmente en la web cordobesa de Circuito Gastronómico**