lunes, 17 de noviembre de 2014

SIETE BUENOS TINTOS VARIETALES POR MENOS DE $100

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Como somos un país en donde nos gustan mucho los tintos, seguimos adelante con las propuestas de vinos rojos para todos los gustos y bolsillos. En esta oportunidad, con variedades menos difundidas, para que en nuestra mesa no solo haya Malbecs.

Si quieren probar buenos varietales tintos por menos de $100, van mis siete sugerencias:

Alberto Furque Tempranillo 2013 ($68): Natural de la Península Ibérica, la variedad  Tempranillo siempre tuvo importante presencia en el encepado nacional. Por cuestiones de épocas o modas quizás no se le ha prestado la debida atención, pero afortunadamente todavía hay bodegas que la elaboran de manera muy atractiva, como en el caso de este  tinto de Bodega Aconquija (Valle de Uco). Cándido y muy fácil de beber, ofrece aromas de frutas rojas maduras y desecadas; unidos a una boca vivaz, de correcta acidez, taninos algo rugosos y persistencia media. Hay que rastrearlo por las vinotecas barriales, pero recomiendo su búsqueda pues es una buena compra por su precio. ¡Rico vino, para acompañar unas empanadas criollas!

Noble de San Javier Merlot 2014 ($70): Un representante cordobés -en este caso   vinificado por Nicolás Jascalevich en Traslasierra- se cuela en esta selección por mérito propio. Se trata de la segunda cosecha de un Merlot de viñas jóvenes, del que apenas se hicieron 700 botellas. Muestra una nariz netamente frutada, herbácea y vinosa, típica del cepaje. En la boca es liviano y fluido, repite sensaciones frutales, con balanceada acidez, taninos firmes y permanencia media. ¡Solamente se vende en bodega, así que es la excusa perfecta para cruzarse las Altas Cumbres y disfrutar de un fin de semana allí!        

Domiciano de Barrancas Cosecha Nocturna Syrah 2012 ($75): Luego de ostentar durante varios años el tercer lugar como uva tinta de mayor consumo -detrás de los omnipresentes Malbec y Cabernet Sauvignon-, hoy la Syrah ha quedado extrañamente relegada en la preferencia de los consumidores locales. Todavía no entiendo las razones del pronunciado declive, habiendo en Argentina destacados exponentes del cepaje como el elegido para esta reseña. Con racimos elegidos provenientes de los pedregosos suelos de Barrancas (Maipú) -histórica zona para el cultivo del Syrah en Mendoza- cosechados con la frescura de la noche -para conservar su calidad aromática-, se obtiene este tinto juvenil y encantador. Propone fragancias frutales maduras, especiadas -canela, clavo- y sutilmente avainilladas; prolongadas en una boca de entrada golosa y cuerpo medio, con acidez ajustada, taninos tersos y persistencia moderada. ¡Un vino ideal para acompañar platos con carne de cerdo, como una bondiola laqueada con miel!            

Callejón del Crimen Estate Sangiovese 2013 ($75): Otro tinto mendocino simple y efectivo, de esos que se comparten en una cena de amigos y la botella se termina rápido. Lo produce Bodega Finca La Luz (Villa Seca-Valle de Uco) con uvas Sangiovese -cepa italiana por excelencia, que en nuestro territorio tiene escasa difusión aún-. Regala una nariz rebosante de frutas rojas frescas y trazos herbales, que se completan con una boca  veloz y bastante golosa, de equilibrada acidez, taninos imperceptibles y permanencia breve. ¡Perfecto para maridar con una pizza napolitana o margarita!        

Caligiore Bonarda Orgánico 2013 ($80): Los vinos orgánicos vienen asomando en el mercado doméstico, a pesar que se elaboran desde hace varios años para la exportación. Este intenso tinto de Ugarteche (Lujan de Cuyo) es un buen ejemplo, elaborado por una familia que se dedica exclusivamente a la agricultura ecológica. Posee aromas de frutas en compota, balsámicos -eucaliptus, regaliz- y dejos terrosos; que se continúan en una boca delgada y suelta, con jugosa acidez, taninos aún algo apretados -por su incipiente juventud- y moderada persistencia. ¡Para escoltar pastas con salsa filetto o bolognesa!      

Barrandica Pinot Noir 2013 ($88): Confieso que me apasionan los vinos hechos con uvas Pinot Noir por su delicadeza y elegancia; muchas veces incomprendidos por los paladares nacionales habituados a vinos más contundentes. Para los enófilos que deseen experimentar disfrutando más de la sutileza que de la potencia, los invito a dejarse hechizar por este producto, excelente muestra de lo que este noble cepaje puede ofrecer en manos de quienes saben trabajarlo. Un tinto de la bodega franco-argentina Antucura, que fue elaborado sin ningún contacto con madera para conservar sus finos atributos. Ofrenda una paleta aromática seductora y compleja, donde aparecen aromas frutales maduros, especiados, florales y de hojas secas. En boca es ligero y aterciopelado, repite evocaciones de flores y frutas en sazón, con acidez perfectamente balanceada, taninos sedosos y larga permanencia. Recomiendo beberlo levemente enfriado, para resaltar sus características de frescura. ¡Ideal para el aperitivo o acompañando platos de pescado!       

Coquena Tannat 2012 ($92): En el extremo opuesto al producto anterior, este tinto salteño propone vigor y una bella rusticidad. Está vinificado con uvas de la localidad de Tolombón, desplegando los bríos inconfundibles que aporta el Valle Calchaquí a los vinos que allí nacen. Es el “hermano menor” de la Bodega San Pedro de Yacochuya, pero hoy por hoy ya no tiene nada que envidiarle a sus “mayores”. Entrega una nariz fascinante y profunda, donde se descubren aromas de frutas pasas, especias picantes, matices terrosos e incluso leves trazos empireumáticos -caucho, alquitrán-. Al llevarlo a la boca es vehemente y pleno, repite impresiones maduras y minerales, con correcta acidez, taninos impetuosos y larguísima persistencia. ¡Un tinto que pide carne a su lado, óptimo para servir con un costillar a la parrilla!  

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