miércoles, 6 de julio de 2011

¡A TOMARSE TODO EL VINO… OH…OH… OH! (CORDOBÉS, MAS VALE):

Reproduzco aquí una nota que escribí hace un par de semanas para la web www.cordobagastronomica.com.ar (del periodista Nicolás Marchetti), donde hablo sobre los vinos de mi provincia:

Quizás poca gente la conozca, pero Córdoba tiene una larga y rica tradición vitivinícola.

La historia comienza en el siglo XVII, cuando el actual territorio de la provincia era el principal centro de producción de vinos del Virreinato del Río de la Plata. Los Jesuitas instalados desde 1618 en la Estancia Jesús María, elaboraban grandes cantidades de esta noble bebida, con tecnología de avanzada para la época. Los documentos históricos afirman que el primer vino americano en llegar a la Corte Española fue un “lagrimilla” (blanco dulce) elaborado en estas tierras.

Con la expulsión de la Orden Jesuítica a fines del siglo XVII, decae esta importante industria y se abandonan muchos viñedos. Recién en la última década de ese siglo llega una fuerte oleada migratoria italiana -friulana principalmente- que se instala en Colonia Caroya y sus alrededores, rescatando del olvido las viejas plantaciones y aportando los nuevos conocimientos y maquinarias traídas desde Europa. La fuerza de trabajo y el tesón de los inmigrantes forjaron una importante actividad productiva, que se mantuvo a pesar de los avatares económicos y políticos que sufrió el país durante el último siglo.

El crecimiento vertiginoso de la vitivinicultura en las provincias de Cuyo durante este mismo período sustrajo algo de protagonismo a nuestra región, aunque la actividad perduró en pequeñas explotaciones familiares. Desde mediados de la década del 90´ asistimos a la reconversión de la zona, abriendo una nueva etapa de expansión.

Aunque hoy esta actividad agro-industrial es realmente pequeña (representando menos del 1% del total nacional), está en crecimiento y el panorama es muy interesante; debido básicamente a las notables mejoras realizadas en la producción y al desarrollo de nuevas zonas dentro de nuestro territorio (Calamuchita, Noroeste, Traslasierra).

Si bien los vinos de Córdoba siempre estuvieron asociados a la uva frambua (isabella o chinche), existen en la actualidad gran cantidad de viñedos implantadas con uvas finas. Al presente la provincia posee 300 hectáreas productivas y once bodegas registradas.

Como dice un grande del cuarteto: “esta ciudad parece un desierto, sin vino no podemos vivir”; así que nada mejor que empezar por alguno de sus mejores productos:

Finca Atos Sauvignon Blanc 2010 ($40): Un novedoso vino blanco, elaborado en el Valle de Calamuchita por la bodega homónima. Verdaderamente no tiene una gran tipicidad varietal, pero su frescura y boca sabrosa lo hacen un vino muy disfrutable.

Nanini Frambua Amabile ($15): El inconfundible vino cordobés de siempre, frutado y goloso. Si te gustan los vinos bien livianos y algo dulzones, este es tu vino de cabecera.

La Caroyense Frambua Precoz ($15): Probablemente el vino seco de uva frambua mejor logrado hasta ahora. La nariz es típica de la variedad (frambuesas, frutillas), mientras que la boca es suave, con refrescante acidez y alcohol muy moderado.

Casa Histórica Tannat Roble 2009 ($25): Un vino tinto de mediana estructura y potencia, elaborado en Colonia Caroya por el destacado enólogo Gabriel Campana. El aporte de la madera es el adecuado, para que no tome protagonismo por sobre la fruta. Es el compañero ideal para unos embutidos algo picantes o un buen asado criollo.

Jairala Oller Cabernet Sauvignon Roble 2009 ($35): Otra novedad, esta vez llegada desde el noroeste provincial. Un vino tinto de buena tipicidad varietal, gustoso y fluido en la boca. La madera está en perfecta armonía, así que suma complejidad sin marcar demasiado su presencia. Para acompañar los chivitos al horno que prepara con maestría Don Héctor cuando lo visitamos por allí, este vino no tiene rival.

Familia Navarro Torre Cabernet Sauvignon-Malbec 2008 ($45): Un vino tinto de corte muy tradicional, proveniente de un terruño nada tradicional. Está elaborado en la moderna Bodega de Estancia Las Cañitas (Valle de Calamuchita). Es un producto de aromática peculiar, con notas resinosas bien marcadas. En boca es carnoso y rico, de buen volumen y persistencia media. Es un vino realmente interesante para descubrir la más nueva de las regiones vitivinícolas de la provincia.

Noble de San Javier Reserva Malbec 2009 ($60): A mi leal saber y entender, el mejor vino elaborado actualmente en Córdoba. Un malbec de Traslasierra con gran tipicidad varietal, buena estructura y notable equilibrio. En boca es jugoso y frutado, con notas balsámicas y tostadas del roble en agradable combinación. Persistencia larga y excelente final. Una joyita que hay que probar (aunque haya que cruzarse las Altas Cumbres un fin de semana para visitar la bodega y poder conseguirlo).

Mistela Virgen del Valle ($30): Un vino licoroso elaborado con uvas cosechadas en Catarmarca, pero vinificadas en la tradicional Bodega Nanini de Colonia Caroya. Su sabor es bien dulce y primario -recuerda a uvas frescas- pero para nada empalagoso. El tiempo de crianza le aporta complejidad y aromas melosos sumamente atractivos. Creo que es la mejor compañía para terminar una buena comida, escoltando a alguno de nuestros postres más tradicionales (ambrosía, huevos quimbos o colaciones). Riquísimo.

A tomarse todo el vino !! (Que sea cordobés, más vale).

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